Panorama de las energías renovables en España

✔ En 2021, las renovables supusieron el 46,7 % de toda la electricidad generada en España

✔ La potencia instalada de energía solar fotovoltaica experimentó un crecimiento del 29,9 % durante 2021

✔ Las instalaciones para autoconsumo solar ya superan los 5 GW de potencia instalada

Año tras año, la generación de energía renovable en España bate récords.

En la última década, la potencia fotovoltaica y eólica instalada se ha multiplicado y las energías limpias tienen cada vez más peso en la demanda energética de las familias y las industrias.

En este contexto, la producción para consumo propio mediante placas solares, el llamado autoconsumo solar, no deja de crecer y tiene un papel cada vez más relevante.

Pero, ¿cuál es realmente la situación de las tecnologías que permiten aprovechar las fuentes limpias de energía? ¿Cuáles son las expectativas y el potencial de crecimiento de las energías renovables en España? ¿Y en qué punto se encuentra el autoconsumo solar?

¿Qué energías renovables se utilizan en España?

Todo lo que hacemos consume, de una forma u otra, energía. La compra que hacemos en el supermercado, el rato que nos pasamos mirando el móvil en el sofá y la ducha de la mañana antes de salir hacia el trabajo conllevan un gasto energético.

En la contabilidad de los países, todo este consumo se conoce como consumo de energía primaria, ya que hace referencia a todas las fuentes de energía naturales disponibles. Este se diferencia del consumo de energía eléctrica, que solo hace referencia al uso de la electricidad.

Para entenderlo con un ejemplo, el hecho de cargar la batería de nuestro smartphone supone un consumo eléctrico y también un consumo de energía primaria (la utilizada para producir esa electricidad).

Mientras, conducir un coche de gasolina no supone consumo eléctrico alguno, pero sí consumo de energía primaria (la derivada del petróleo). Una vez señalada la diferencia, podemos pasar a analizar el peso de la energía renovable en España.

Los combustibles fósiles siguen dominando el consumo de energía primaria en el país, pero las renovables se han hecho fuertes en la generación eléctrica, superando ampliamente al carbón, el gas y el petróleo.

Según el ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el consumo de energía primaria en España en 2021 (último año con datos completos y finales) se produjo, sobre todo, a través de los derivados del petróleo (42,8 %), el gas natural (25 %) y las fuentes renovables (16,5 %), como la solar o la eólica.

Sin embargo, si analizamos en detalle la producción y el consumo de energía eléctrica, la imagen es muy diferente. Según los datos definitivos de Red Eléctrica Española (REE), también de 2021, las renovables generaron el 46,7 % de toda la electricidad consumida.

Los datos provisionales de 2022, a pesar de la caída de la producción de las centrales hidráulicas por la sequía, señalan que las renovables supusieron un 42,1 % del total de producción eléctrica del país.

Energías renovables y generación eléctrica en España

El crecimiento de las renovables en España ha sido constante en la última década.

En 2021, los datos registrados señalan un incremento de la generación renovable del 9,7 % respecto al año anterior, así como un descenso de la producción mediante carbón del 0,7 % y mediante petróleo y gas del 3,4 %. Así es la estructura de la producción eléctrica española, según el último informe de REE.

Las renovables según la potencia instalada

Los datos de potencia instalada, que hacen referencia a la capacidad de generación de energía existente, se use o no, también señalan el buen momento que atraviesan las renovables en España y, en especial, la solar fotovoltaica, que experimentó un crecimiento del 29,9 % durante 2021.

Así estaba la estructura de la potencia instalada a final de ese año, según REE.

¿En qué situación se encuentra la industria fotovoltaica en España?

La solar fotovoltaica es la tecnología de producción eléctrica que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años. Los datos de REE de 2021 señalan que la potencia instalada alcanzó los 15 288 megavatios (MW) o 15,17 gigavatios (GW).

Con esa cifra en la mano, la solar fotovoltaica representaba ya el 13,4 % de la potencia instalada nacional.

Las informaciones preliminares de 2022 indican que el fuerte crecimiento de la fotovoltaica no se frenó durante el año pasado. Volvió a ser la tecnología que más creció durante los 12 meses, gracias a los 3,4 GW instalados, y se colocó como tercera en la clasificación de fuentes con más potencia (superando por primera vez a la hidráulica).

Las regiones con mayor potencia fotovoltaica instalada son Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Murcia.

En el siguiente cuadro se resume la evolución de la capacidad solar instalada en España durante los últimos años.

¿Cuál es el estado del autoconsumo solar en España?

Más allá de las grandes cifras, encontrar información detallada sobre los tipos de instalaciones fotovoltaicas en España es complicado, ya que no existe un registro público actualizado de las mismas.

Así, para conocer el estado del autoconsumo solar hay que acudir a los datos que facilita el propio sector. Según estos, el número de las instalaciones de placas fotovoltaicas para consumo propio se ha disparado en el último año.

De acuerdo con el informe Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables, elaborado por la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), en 2021 se instalaron 1151 MW de solar fotovoltaica para autoconsumo. A estos habría que sumarles otros 2400 MW instalados, según los datos preliminares, en 2022.

Esto llevaría el total de autoconsumo solar instalado por encima de los 5 GW. La hoja de ruta del Gobierno para impulsar el autoconsumo se marca como objetivo alcanzar entre 9 y 14 GW instalados en 2030.

¿Cuál es la hoja de ruta de la descarbonización en España?

El autoconsumo y el despliegue de la energía fotovoltaica son una pieza central de la estrategia de descarbonización española.

Esta tiene como objetivo a largo plazo reducir un 90 % las emisiones de los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático a mitad de siglo y con respecto a los valores de 1990.

El 10 % restante debería ser absorbido por los llamados sumideros de carbono. El objetivo más cercano es, en línea con el de toda la Unión Europea, reducir las emisiones un 55 % antes de 2030.

Aunque no es la única acción requerida para alcanzar esos objetivos de descarbonización, el incremento de la generación renovable es uno de los elementos clave. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé que la penetración de las energías renovables en España llegue al 74 % del consumo eléctrico y al 42 % del uso de energía primaria en 2030.

En este contexto, uno de los principales objetivos es incrementar la generación renovable para consumo propio mediante placas solares. El PNIEC reconoce que existe un potencial elevado para aumentar las instalaciones de autoconsumo solar tanto en el sector industrial como el residencial.

Factores a favor de la transición hacia energías renovables

• Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático.
• Aumento del ahorro energético mediante la reducción de los costes de producción y el incremento de la eficiencia energética.
• Oportunidades de innovación y desarrollo de nuevas industrias renovables.
• Incremento de la inversión y el empleo. La Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo contempla inversiones de 500 000 millones de euros hasta mitad de siglo y la creación de 300 000 empleos netos al año.
• Mejora de calidad del aire y reducción de otras fuentes de contaminación.
• Soberanía energética (la electricidad se produce sin necesidad de importar combustibles) y refuerzo de un sistema eléctrico más flexible y resiliente.

Desafíos de la transición energética

• Garantizar el suministro de energía para todos mientras se descarboniza el sistema.
• Costes elevados. Aunque la inversión puede verse desde el punto de vista positivo, garantizar los 500 000 millones de euros necesarios para completar la transición es un reto en sí mismo.
• Cambio de modelo energético. Las renovables y, en particular, la solar fotovoltaica favorecen un modelo energético muy diferente al actual, descentralizado, flexible y con foco en el autoconsumo.
• Tensiones en la demanda de materiales críticos. Las tecnologías que permiten aprovechar las energías renovables requieren materiales como el cobre, el níquel o las llamadas tierras raras, minerales de acceso limitado a nivel mundial. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la demanda de minerales se duplicará de aquí a 2040.
• Vertebración del territorio. Las instalaciones renovables a nivel industrial plantean serios desafíos sobre la ocupación y la vertebración del territorio. Las tensiones con las poblaciones rurales, que se sienten excluidas del proceso de transición, son cada vez más evidentes.
• Inseguridad normativa. Son muchos los países que están aprobando nuevas leyes climáticas y energéticas con cambios importantes respecto al orden legal previo.
• Falta de mano de obra especializada. Más de la mitad de todos los trabajadores del sector energético están empleados por la industria de las renovables, según la IEA. Uno de cada dos son puestos altamente cualificados. Solo en lo que resta de década, el sector renovable necesitará 14 millones más de trabajadores.

Resumen

Los datos no dejan lugar a dudas. Vivimos en un momento de clara expansión de las energías renovables motivado no solo por la necesidad de descarbonizar la economía, sino también por las oportunidades que representan tecnologías como la fotovoltaica. Los retos en el camino son importantes e irán ganando relevancia a medida que más países vayan apostando por la transición energética e incrementando la demanda de materiales y tecnologías limpias.

En este contexto, el autoconsumo solar está experimentando un auge sin precedentes en España, dado que cada vez más familias y negocios lo ven como una forma de ahorrar y, al mismo tiempo, ser más sostenible. Tanto a nivel industrial como particular, la transición parece avanzar en la dirección adecuada, pero todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a tiempo al objetivo de descarbonización plena de 2050.