Lo que se pudre, se paga

The Eco Experts

En 2022  los españoles desperdiciaron un 6,2% menos que el año anterior

El mayor desperdicio está en los alimentos sin cocinar y productos sin utilizar

La nueva ley permitirá pedir gratis un recipiente para llevarte las sobras


En 2022 tiramos a la basura 1,170,48 millones de kilos/litros de desperdicio alimentario en España, aunque un 6,2% menos que el montante del año anterior.

Buenas noticias, que son incluso mejores si tenemos en cuenta que desde 2019 hemos estado  teniendo cifras en retroceso, con un pico a la alza en 2020, el año del confinamiento dónde todos cocinábamos en casa y, por tanto, subieron los desperdicios. 

2019 también ha sido el año en el que la ONU estableció el 29 de septiembre como el día de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Fundamentalmente para recordarnos que entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases efecto invernadero proviene de tirar alimentos, preparados o no.

Un dato más, entre los cientos que recibimos sobre el cambio climático. No por ello, ni menos cierto ni menos preocupante. 

Los españoles tiramos menos comida

A finales de 2022, nuestro país ha tirado 1.170,48 millones de desperdicios alimentarios,  75 millones kg menos que el año anterior.

Cuando los españoles estábamos comiendo las uvas para despedir 2021, se habían tirado 1.245,86 kilos de alimentos, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 

Sin embargo, las mismas fuentes gubernamentales también reflejan un dato muy positivo: desde 2019 hasta la fecha, el número de basura alimentaria se ha reducido año tras año – excepto 2020 debido al confinamiento.

Los datos de 2022 reflejan que tiramos a la basura un 6,2% menos alimentos que el año anterior, y un 14,25% menos que en 2020. Éste fue el año del confinamiento debido a la pandemia, cuando los españoles cocinamos en casa porque no había opción.

En este año, se registró el pico de desperdicio alimentario – 1363,7 millones de kg.

24,2 kg de basura alimentaria por español

La media semanal en 2022 ha sido de  22,5 millones de kgs/litros. Es decir, 24,2 kg de basura alimentaria por persona y año

Una cifra muy inferior a la media de la Unión Europea que, aunque las cifras bailan según las fuentes, es de unos 174 kg por persona. Número que implica una pérdida de 143 billones de euros y 170.000 mil toneladas de CO2. Casi nada.

Los datos del Ministerio Agricultura, Pesca y Alimentación del pasado año continúan con datos positivos: 29,2 % de los hogares españoles no desperdicia (un 3% más que el pasado año). 

¿Por qué tiramos un poco menos de comida en 2022?

Paradójicamente, una de las principales razones de esta bajada del ratio de desperdicio alimentario es porque volvemos a comer fuera de casa (un 6,1% más).

Además, el aumento de los precios de los alimentos por la guerra de Ucrania, ha llevado a los españoles a recuperar la coletilla de los abuelos de antaño, mientras se frunce el ceño: ‘no se tira la comida, que cuesta mucho’.

Además la concienciación ha dejado claro que, planificar el menú semanal, lleva a un mejor aprovechamiento y evita que los alimentos, sobre todo los perecederos, se pierdan antes de consumirse.

Hay que recordar que el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, presentó en diciembre de 2022 la campaña  Aquí no se tira nada. Alimentos con 7 vidas, para poner sobre la mesa las consecuencias del desperdicio alimentario.

¿Qué clase de comida se pierde?

Los tipos de desperdicio se dividen en dos: recetas (básicamente las sobras de lo que hemos cocinado, y productos sin utilizar (alimentos en crudo).

Claramente los alimentos que todavía no hemos utilizado son los que más llenan la basura (o el compost si tenemos suerte). En 2022 han sido el 78,6% del total de la basura alimentaria, mientras que las sobras de comida representaron un 21,4%.

Hemos mejorado el ratio de desperdicio alimentario en frutas (-8%), verduras y hortalizas (-3,4%) y leche (-2,4%).  Sin embargo, hemos tirado a la basura un 3,2% más de embutidos, un 5% más de platos preparados y un 9,5% más de pasta.

Lo que desperdiciamos en bares y restaurantes

Sí, ese plato que no puedes acabar porque has pedido más de la cuenta, también entra en el cómputo. Y eso han hecho el 46,1% de españoles (un 3% que el año anterior).  Aunque si lo miramos por el lado positivo, quiere decir que más de la mitad de los españoles no ha desperdiciado nada cuando ha comido fuera de casa. 

En categorías, hemos desperdiciado fuera de casa un 51.4% en alimentos, un 45,5% en bebidas, y un 3,2% en aperitivos.

Cómo es lógico, las estadísticas que proporciona el Ministerio muestran que el mayor desperdicio es en la comida y cena, con la misma tendencia a la baja si lo comparamos con el año anterior.

En España todavía no existe la sana costumbre, como tienen en otras partes de Europa, de pedir que te pongan para llevar esa porción más que decente, que te has dejado en el plato. Y no, no tres aceitunas o los huesecillos del pollo.

Costumbre que, sin embargo, ya tiene apoyo oficial. La nueva normativa, ya aprobada, contra el desperdicio alimentario obligará a los establecimientos a tener envases reutilizables, o reciclables, para que el comensal pueda llevarse gratuitamente lo no consumido si así lo pide. 

La ley que llega para evitar el desperdicio alimentario

Los resultados de las elecciones generales del pasado 23 de julio han paralizado muchas iniciativas.

Así, el anteproyecto de ley de prevención de las pérdidas y desperdicio alimentario está a la espera de remitirse al Senado para continuar la tramitación, tras la aprobación en el Pleno del Congreso de los Diputados en mayo de 2023 con ningún voto en contra (una novedad en estos tiempos) y 70 abstenciones.

En resumen, algunos puntos importantes son:

  • La normativa pondrá en práctica actuaciones para evitar la pérdida de alimentos, desde la cosecha hasta el consumo.
  • Las empresas de la cadena alimentaria deberán contar con un plan de prevención para minimizar pérdidas, conforme a una jerarquía de uso: se dará prioridad al consumo humano a través de donaciones o redistribución de alimentos.
  • Se deberán suscribir convenios de colaboración con empresas, bancos de alimentos o entidades sin ánimo de lucro.
  • Se contempla la transformación de alimentos óptimos (en zumos o mermeladas, por ejemplo) o, si no son óptimos para el consumo humano, utilizarlos para alimentación animal o fabricación de pienso.
  • Las empresas de hostelería (como señalamos anteriormente) tendrán la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse la comida (excepto bufé libre y similares)
  • Se establecerá una línea de alimentos ‘feos y poco estéticos
  • Medidas para la correcta interpretación de las fechas de caducidad y consumo preferente

Reducir a la mitad la basura alimentaria para 2030

La ley, cuándo se ponga en práctica, puede que provoque tonteces de titulares y conversaciones del cuñadismo en el bar del barrio. Así, y todo, no hay duda que los españoles la defenderán y pondrán en práctica, a pesar de todo lo anterior. 

El punto 12 de los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que deberíamos poner en práctica para el 2030, tiene como objetivo asegurar un consumo y producción sostenible. El apartado 12.3 aboga por reducir a la mitad el desperdicio alimentario en toda la cadena.

Un tercio de los alimentos que se producen en el mundo se pierde en alguna parte del proceso. Pérdida que tiene terribles consecuencias: económicas (940 billones de dólares a la basura), y medioambientales. 

La nueva normativa, quizá se queda un poco corta, pero es verdad que estaríamos en la avanzadilla europea, junto con Francia e Italia, para acabar con la vergüenza que es perder y desperdiciar comida.
Pide tu recipiente y llévate la comida que te sobra, aunque no tengas perro.

Por:
Concha es una profesional de la comunicación que ha desarrollado su carrera como periodista, editora y responsable de múltiples proyectos digitales y editoriales en España y el Reino Unido.  Defensora del medio ambiente, la sostenibilidad corporativa y las energías renovables, espera que Europa sea una referencia para un planeta más verde y más justo.
Volver Arriba